miércoles, 20 de mayo de 2009



Entrevista a Roger Rumrrill sobre moviento amazónico
Desde hace casi cincuenta días, las comunidades indígenas de la Amazonía están en pie de lucha exigiendo la derogatoria de los decretos legislativos dados por el gobierno en el marco del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, que promueven la inversión privada en las tierras indígenas, algo que las comunidades amazónicas, que integran a unos 300 mil indígenas, rechazan. Esta semana comienza un diálogo entre el gobierno y los indígenas.
Róger Rumrrill, experto en temas amazónicos que ha escrito varios libros sobre la Amazonía, analiza el actual conflicto amazónico y el futuro que podría tener esta protesta, y recuerda la histórica marginación de los indígenas.
¿Cuáles serían los efectos sobre la Amazonía si se mantienen los decretos legislativos que las comunidades indígenas exigen se deroguen?
-Si estos decretos se mantienen, en el corto plazo las tierras amazónicas pasarán a propiedad de las corporaciones petroleras, mineras, de agua, productoras de biocombustibles; y en el mediano horizonte la Amazonía estaría destruida y los pobladores indígenas convertidos en proletarios. La lucha contra estos decretos es una lucha por la supervivencia de las comunidades amazónicas y de su cultura. Los indígenas están defendiendo su vida
-El gobierno argumenta que estos decretos llevarán la modernidad y el desarrollo a la Amazonía. -Eso es falso. Modernidad no es destruir la naturaleza, el sistema de reproducción de la vida, que es lo que ocurrirá si se impone el modelo del gobierno. Modernidad es lo que plantean los indígenas, que es un uso ambiental sostenible de sus recursos. El desastre ambiental que afecta al planeta es producto del modelo capitalista de desarrollo, que implica el saqueo de los recursos naturales. Ese modelo es insostenible y de ninguna manera va a llevar desarrollo a las poblaciones amazónicas, a lo que va a llevar es a la destrucción de la Amazonía.
-El ministro Antonio Brack asegura que la producción petrolera y la explotación de bosques se harán conservando el medio ambiente y traerá beneficios para las comunidades indígenas. -Si se venden los bosques, muchos serán destruidos para producir biocombustibles. Ya hay cuatro millones de hectáreas de bosques en proceso de venta. En ningún lugar del mundo hay explotación petrolera limpia, que no contamine. La Amazonía tiene 78 millones de hectáreas, de las cuales 53 millones ya están lotizadas, con severos impactos ambientales. Un ejemplo de las consecuencias de la explotación petrolera es lo que ocurre en los lotes 1AB y B, en los ríos Tigres y Corrientes, que en los últimos diez o quince años han generado 16 mil millones de dólares de utilidades, pero las poblaciones indígenas aledañas a esos lotes no solamente viven en la pobreza, sino que por la contaminación producida por la explotación petrolera tienen enfermedades irreversibles. Hay 24 lotes petroleros que están sobrepuestos a 200 comunidades indígenas y una gran cantidad de lotes están en áreas de conservación nacional. Eso es totalmente irregular. La explotación petrolera en tierras indígenas solamente debería darse si las comunidades propietarias de esas tierras la aceptan…
-El presidente García ha dicho que los indígenas no son dueños de los recursos naturales que están en sus tierras, porque según la Constitución esos recursos son del Estado.
-Con la política del gobierno los dueños de esos recursos van a ser las corporaciones. El Estado es dueño del subsuelo, pero no puede cometer la injusticia, la aberración, de utilizar lo que está dentro de las tierras indígenas sin siquiera consultarles. Pero el gobierno no le consulta a nadie, actúa como un patrón implacable.
-Los indígenas han sido acusados de querer permanecer en el atraso.-Decir que los indígenas son enemigos del progreso es una satanización, una deformación de sus reivindicaciones. Los indígenas quieren el progreso, pero no con el esquema de las multinacionales. Ellos quieren manejar sus bosques, hacer alianzas estratégicas con empresas de turismo, hacer piscicultura. No están planteando quedarse en la etapa del buen salvaje.
-El gobierno asegura que los indígenas se oponen a estos decretos porque han sido engañados y son manipulados por intereses políticos.
-Es una falacia decir que los indígenas son manipulados. Ellos están organizados, saben lo que quieren y están absolutamente conscientes de sus reivindicaciones y de sus intereses. Decir que son manipulados es la expresión del más asqueroso racismo y de un desprecio a los pueblos indígenas, es negar su inteligencia y su capacidad de decisión. Ese es el discurso de los extirpadores de idolatrías. Solamente falta que digan que los indígenas no tienen alma.
-¿Cree que en la mesa de diálogo entre el gobierno y las comunidades amazónicas se llegue a un acuerdo?
-No soy optimista sobre esta negociación. El gobierno revela su cinismo cuando dice que quiere dialogar, pero al mismo tiempo denuncia a los dirigentes indígenas. Creo que esta mesa es para dilatar las cosas…
-Si no hay acuerdo en esta negociación, ¿qué salida le ve a este conflicto?
-El gobierno no tiene la voluntad de derogar estos decretos y solucionar el conflicto, y tendrá que ser obligado a derogarlos a través de la presión de distintos sectores en todo el país. La solución pasa porque los frentes de defensa regionales, partidos políticos, gremios, sindicatos, las comunidades andinas, se sumen a la batalla de las comunidades indígenas amazónicas, que es una lucha pacífica. En la medida que se logre una acumulación de fuerzas y otros sectores se sumen a la lucha indígena, se puede lograr que el gobierno retroceda y alcanzar un triunfo. Esta no es solamente una batalla indígena, es una batalla de todo el país por su soberanía y sus recursos.
-¿Cuánto tiempo más podrán sostener los indígenas esta protesta?
-Pueden sostenerla meses y años. Esta es una guerra del fin del mundo, porque es la guerra por la vida. La capacidad de resistencia de los indígenas es muy grande. “Con este gobierno hemos retrocedido cien años”-La población indígena amazónica que ahora se ha levantado contra los decretos legislativos que afectan sus tierras es una población históricamente discriminada…-Discriminada, despojada, masacrada. Durante la explotación del caucho, entre fines del siglo XIX y la segunda década del siglo XX, los extractores de caucho esclavizaron a la población indígena y murieron 50 mil indígenas. Hasta los años setenta todavía se vendían esclavos indios en la plaza de armas de Atalaya. Esto cambió en forma radical en 1974, cuando el gobierno de Velasco promulgó la ley de comunidades nativas, que reconoció la identidad de los indígenas, el derecho a la propiedad de sus territorios y que calificó las tierras indígenas como inembargables, inalienables e imprescriptibles. Las reivindicaciones indígenas empezaron con esa ley.
-¿Ahora estamos en un período de retroceso respecto a los derechos de los indígenas?
-El retroceso comenzó en 1993 con la Constitución fujimorista, que eliminó la mayor parte de las garantías para las comunidades nativas. En los gobiernos de Toledo y García ha continuado ese proceso de retroceso… -¿Qué tan grave es ese retroceso durante el actual gobierno?-Con este gobierno hemos retrocedido cien años, a la época del primer gobierno de Leguía, cuando en 1909 se dio una ley que desconoció los derechos de los indígenas sobre sus tierras y señaló que la Amazonía era un espacio vacío que había que ocupar vendiendo, alquilando o dando en concesión las tierras. Esa ley permitió la creación de grandes haciendas en la Amazonía. Alan García es el nuevo Leguía de la Amazonía, porque, como Leguía, García piensa que la Amazonía es un espacio vacío que debe ser entregada al gran capital y que los indígenas significan atraso.
-¿Esta protesta de las comunidades amazónicas es, más allá de la exigencia de la derogatoria de estos decretos, una lucha de reivindicación histórica de los derechos y la identidad indígena?
-Efectivamente, esta lucha es parte de una lucha reivindicativa de los indígenas contra un adversario que los amenaza hace siglos. Con esta lucha los indígenas se cohesionan y refuerzan su identidad. Esta rebelión indígena puede adquirir un carácter mesiánico, en el sentido de convertirse en una lucha por recuperar ese universo perfecto ahora quebrado, que está en la concepción milenarista de los indígenas. Ese milenarismo y mesianismo le da una gran fuerza a esta lucha. Esta protesta indígena puede convertirse en la segunda gran rebelión panamazónica de la historia, después de la rebelión de Juan Santos Atahualpa, en 1740.
Enviado por: ANtRoPoLoGiA 2009

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