viernes, 21 de agosto de 2009

Sistema Agroforestal de Multiestratos es una realidad

TRAS 22 AÑOS DE VALIOSA INVESTIGACIÓN

Tras culminar sus investigaciones de forma exitosa, el Ing. Julio Alegre Orihuela confiesa sentirse satisfecho y contento con los resultados. Y no es para menos, pues ha dedicado 22 años al estudio de suelos tropicales en la selva para la implementación de un Sistema Agroforestal en Multiestratos. Este proyecto, que beneficiará a los pobladores de las comunidades locales a través de cultivos organizados sin degradar el medio ambiente, lo hizo merecedor de un
reconocimiento por parte del Concejo de Regidores y del Pueblo del alto Amazonas.

Con el respaldo del Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA) y el Centro Mundial de Agroforestería (ICRAF), el proyecto inició en el año 1985 en la Estación Experimental San Ramón del INIA, ubicado a 4km de la ciudad de Yurimaguas en Loreto. “Fueron 22 largos años de investigar y validar”, comenta el Dr. Julio Alegre.

El experimento se localizó sobre un suelo degradado del tipo Ultisol (Paleudult), que se se distingue por su reacción ácida, la carencia de fósforo, calcio, magnesio y potasio, y sus altas concentraciones de aluminio y hierro, tóxicas para la mayoría de cultivos comerciales. La vegetación inicial que dominaba esta área fue tumbada y quemada para cultivar una campaña de arroz y yuca, la que posteriormente estuvo abandonada durante 10 años.

Primero se procedió a describir la dinámica de nutrientes del suelo con diferentes sistemas de uso de la tierra, desde sistemas de cultivos con altos y bajos insumos hasta la aplicación de sistemas agroforestales. Posteriormente se sintetizaron los resultados de producción, tanto de los cultivos y frutales, como de los árboles maderables más adecuados para crear un sistema sostenible.

Los cultivos seleccionados se sembraron en forma rotativa, de acuerdo al clima y al calendario de siembra.

Los resultados de la experimentación establecieron la plantación de arroz entre enero y diciembre, como actividad inicial del sistema agroforestal. Entre mayo y junio se procede a sembrar caupí y soya; y finalmente, yuca o maíz entre septiembre y octubre.

Las especies arbóreas elegidas, ‘Tornillo’ y ‘Pijuayo’, se plantaron de manera alternada un mes después de la siembra de arroz. Los frutales (plátano) se sembraron 20 meses más tarde, luego de cosechar los cultivos de rotación; para lo cual se preparó el terreno entre las columnas de los árboles. Luego de 24 meses se plantaron injertos de cacao entre los árboles y los plátanos, para que estos le sirvan de sombra temporal. En cada columna de 100 m de largo, se instalaron en total 33 plantas de cacao, con 3 m de distancia una de la otra.

De esta forma se logró una estratificación correcta de árboles y cultivos en tres niveles: un estrato bajo, compuesto por “cacao”; “arazá” y “café”; un estrato intermedio, conformado por “guaba”, “pijuayo” y “shaina”; y el estrato superior, conformado por especies forestales de alto valor comercial, como el “tornillo”.

La estratificación tiene como objetivo lograr que el sistema sea sostenible, pues cada planta, árbol y cultivo se siembra de forma estratégica para que exista un desarrollo armónico de todas las especies, aprovechando al máximo la distribución de luz, agua y nutrientes, y beneficiándose una de la otra.

“Fue posible obtener hasta cien árboles de tornillo en 1 ha, y en total, 666 plantas por hectárea”, comentó el Ing. Alegre, asegurando que este sistema posee un retorno económico a largo plazo con la comercialización del ‘Tornillo’, cuya madera está valorizada en aproximadamente S/. 3000 cada árbol. El especialista en suelos tropicales y docente de la UNALM afirmó, además, que el ‘Tornillo’ entra en etapa maderable a los 22 ó 25 años, y no a los 30 como suele creerse. Además, del ‘Pijuayo’ es posible extraer el famoso ‘palmito’, producto bastante comercializado a nivel mundial.

SALVANDO NUESTROS BOSQUES

El Sistema Agroforestal en Multiestratos no sólo asegura beneficios económicos para las comunidades locales a través del comercio de cultivos y madera, sino que permite la conservación del medio ambiente, al evitar las quemas indiscriminadas, producto de la agricultura migratoria.

“Se calcula que al año se tumban y queman 250 000 ha de bosques, para luego
terminar en el total abandono”,
manifiesta el Ing. Julio Alegre. El especialista calcula que cada hectárea del sistema retiene entre 8 y 10 toneladas de carbono (C) por año, lo que representa una disminución del triple de CO2 que se emite actualmente en la zona.




Fuente: Gaceta Molinera
@Derechos Reservados Universidad Nacional Agraria La Molina

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